Las pesadillas se definen com un sueño intensamente perturbador, por lo general con miedo o ansiedad, pero también ira, tristeza, disgusto y otras emociones disfóricas. Las pesadillas son un trastorno benigno causado por la inmadurez de los circuitos neuronales con mayor determinación en la adolescencia. Este trastorno del sueño ocurre en el 35-45% de los niños entre 2 y 18 años. Otros trastornos que del sueño que comúnmente afectan a los niños incluyen sonambulismo, somniloquia y terrores nocturnos. Las pesadillas son eventos atemorizantes para un niño y proporcionan información acerca de la familia; sin embargo, son transitorios y los niños tienen por lo general un desarrollo normal.
Según el DSM-V las pesadillas se definen como despertares repetidos con el recuerdo de sueños aterradores y por lo general involucran amenazas a la supervivencia, la seguridad o la integridad física del niño.
El sueño se divide en 2 estados diferentes REM y no-REM. El sueño REM se caracteriza por la actividad del EEG similar a un patrón de vigilia. En los niños mayores y adultos, el 75% del sueño es el sueño no-REM, que consta de 4 etapas. Los sueños y las pesadillas ocurren durante el sueño REM, y son más frecuentes en la segunda mitad de la noche. Las pesadillas suelen confundirse con terrores nocturnos, que son episodios de pánico extremo y la confusión asociada con vocalización, movimientos, y descarga autonómica, además estos ocurren durante el sueño no-REM.
El contenido de las pesadillas está relacionado con la edad, entre los 7 y 9 años las pesadillas incluyen las criaturas imaginarias más comunes a los 10 años los niños pueden soñar con ser secuestrados y en niños mayores de 12 años se relacionan con el miedo a lesiones. Durante las pesadillas Pueden presentarse vocalizaciones, pero los movimientos y los síntomas autonómicos son mínimos y cuando el niño despierta el niño se encuentra orientado, se puede calmar, y por lo general recuerda los detalles del sueño.
Las causas de las pesadillas durante la primera infancia se han asociado con la ansiedad de separación. Múltiples estudios han demostrado que el nivel general de ansiedad de un niño está relacionada con la gravedad y frecuencia de las pesadillas. Algunos medicamentos pueden inducir sueños aterradores, entre estos se encuentran los antidepresivos triciclicos y los inhibidores selectivos de la recaptacion de seritonina, estos puden causar pesadillas durante el tratamiento o posterior a su retirada. Se ha observado también que los conflictos emocionales durante el día y el estrés psicológico a menudo contaminan el sueño y predisponen al niño a pesadillas, además estas pueden ser el resultado de un evento traumático severo y pueden indicar un trastorno de estrés postraumático.
El tratamiento de las pesadillas esporádicos es netamente conservador, se deben identificar los factores de estrés durante el día y deben intentar resolverse. Se debe asegurar que la hora de dormir se convierta en un momento seguro, cómodo y tranquilo para los niños. Los padres deben monitorear la exposición de los medios de comunicación, ya que esto influye en el contenido del sueño, se debe evitar ver televisión aproximadamente 2 horas antes de dormir. Las estrategias más comunes reportadas por los niños para el manejo de sus pesadillas abarcan distracción, hablar con los padres, o abrazar sus peluches. Si la pesadilla es recurrente, discutir el contenido del sueño y escribirlo puede ayudar.
Las pesadillas son alteraciones transitorias y beningnas del sueño que pueden causar miedo y angustia en los niños que las presentan, lo más importante es tranquilizar a los padres y al niño y educarlos acerca del tema, y de esta manera asegurar que los eventos desencadenantes de estos episodios se puedan solucionar para que estos no vuelvan a ocurrir. También es muy importante el apoyo de los padres cuando los niños presenten estos episodios, ya que no existe tratamiento diferente al conservador.
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